Melanoma
Melanoma
El melanoma, el tipo más grave de cáncer de piel, se forma en las células (melanocitos) que producen melanina, el pigmento que le da color a la piel. El melanoma también puede manifestarse en los ojos y, rara vez, dentro del cuerpo, como en la nariz o la garganta.
La mayoría de los cánceres de piel comienza en la capa superior de la piel, llamada epidermis. Existen tres tipos principales de células en esta capa:
Células escamosas: estas son células planas localizadas en la parte más superficial (externa) de la epidermis que se desprenden constantemente a medida que las nuevas células se forman en las capas más profundas.
Células basales: estas células están en la parte inferior de la epidermis, llamada capa de células basales. Estas células se dividen constantemente para reemplazar las células escamosas que se descaman de la superficie de la piel. A medida que estas células se desplazan hacia la epidermis se vuelven más planas, y con el tiempo se convierten en células escamosas.
Melanocitos: estas son las células que se pueden convertir en melanoma. Normalmente producen el pigmento marrón llamado melanina, lo que hace que la piel tenga un color moreno o bronceado. La melanina protege las capas más profundas de la piel contra los efectos nocivos del sol.
Tipos de melanoma
Existen principalmente cuatro tipos de melanoma:
Melanoma de extensión superficial: Es la forma de melanoma más frecuente y es más común en personas con la piel blanca. Inicialmente tienden a crecer hacia afuera en lugar de hacia abajo, presentan una forma y color irregular con sombras negras y marrones. Si crecen por debajo de la piel a capas más profundas, puede extenderse a otras partes del cuerpo.
Melanoma nodular: Los melanomas nodulares generalmente aparecen como un bulto cambiante en la piel que podría ser de color azul-negruzco oscuro o rojo-azulado (si bien algunos no tienen ningún color -amelanotico-). Son un tipo de melanoma de desarrollo rápido que puede crecer hacia abajo en las capas más profundas de la piel si no se elimina. Además, a menudo crecen en zonas de piel previamente normal y se dan más comúnmente en la cabeza, el cuello, el pecho o la espalda.
Melanoma léntigo maligno: Se desarrollan lentamente durante varios años y aparecen en las áreas del cuerpo que han estado más expuestas al sol, como la cara, el cuello y los brazos. Este tipo de melanoma afecta con mayor frecuencia a las personas mayores, particularmente a aquellas que han pasado mucho tiempo al aire libre. Además, respecto a su aspecto, las áreas de piel afectadas son generalmente grandes, planas y de color marrón. Se desarrollan, inicialmente, de forma lateral en las capas superficiales de la piel, si bien, en etapas más avanzadas pueden crecer hacia capas más profundas y formar bultos.
Melanoma lentiginoso acral: Es la forma menos frecuente de melanoma, pese a ser la más habitual en personas de piel oscura. Aparece fundamentalmente en la palmas de las manos, las plantas de los pies o por debajo de las uñas.
Factores de riesgo
Entre los factores que pueden aumentar el riesgo de padecer melanoma, se encuentran los siguientes:
Piel clara. Tener menos pigmento (melanina) en la piel significa que tienes menos protección contra la radiación UV perjudicial. Si tienes cabello rubio o pelirrojo, ojos claros y pecas o te quemas fácilmente con el sol, es más probable que desarrolles un melanoma que alguien con tez más oscura. Pero el melanoma puede aparecer en personas de tez más oscura, incluidos hispanos y afroamericanos.
Antecedentes de quemaduras por el sol. Una o más quemaduras solares graves con ampollas pueden aumentar el riesgo de padecer melanoma.
Exposición excesiva a la luz ultravioleta. La exposición a la radiación ultravioleta, que proviene del sol y de las luces y camas de bronceado, puede aumentar el riesgo de tener cáncer de piel, incluido el melanoma.
Vivir más cerca del ecuador o en una mayor altitud. Las personas que viven más cerca del ecuador de la Tierra, donde los rayos del sol son más directos, experimentan mayores cantidades de radiación UV que las que viven más al norte o al sur. Además, si vives en una mayor altitud, estás expuesto a más radiación ultravioleta.
Tener muchos lunares o lunares inusuales. La presencia de más de 50 lunares comunes en el cuerpo indica un riesgo mayor de padecer melanoma. Además, tener un tipo inusual de lunar aumenta el riesgo de padecer melanoma. Conocidos médicamente como nevos displásicos, estos tienden a ser más grandes que los lunares normales y tienen bordes irregulares y una mezcla de colores.
Antecedentes familiares de melanoma. Si un familiar cercano, como un padre, un hijo o un hermano, ha tenido melanoma, también tienes una mayor probabilidad de desarrollar un melanoma.
Sistema inmunitario debilitado. Las personas con sistemas inmunitarios debilitados tienen un mayor riesgo de presentar melanoma y otros cánceres de piel. Tu sistema inmunitario puede verse afectado si tomas medicamentos para suprimir el sistema inmunitario, como después de un trasplante de órganos, o si tienes una enfermedad que afecta al sistema inmunitario, como el SIDA.
Pronóstico
El melanoma puede propagarse rápidamente y causar la muerte en pocos meses después del diagnóstico. Cuanto menor sea la profundidad del melanoma en la piel, mayor es la probabilidad de que la cirugía lo cure. Casi el 100% de los melanomas poco profundos y de más reciente aparición se curan mediante la cirugía. Sin embargo, los melanomas cuya profundidad es mayor de 1/32 pulgada (alrededor de 1 milímetro) en la piel tienen un mayor riesgo de metástasis a los ganglios linfáticos y vasos sanguíneos.
Una vez que el melanoma se ha diseminado (ha hecho metástasis) a los ganglios linfáticos, la tasa de supervivencia a los 5 años varía entre el 25 y el 70%, dependiendo de la cantidad de piel sobre el melanoma que se ha destruido (ulcerado) y del número de ganglios afectados.
Una vez que el melanoma ha metastatizado a partes distantes del cuerpo, la tasa de supervivencia a los 5 años es de alrededor del 10%. Algunas personas pueden vivir menos de 9 meses. Sin embargo, el curso de la enfermedad varía mucho y depende en parte de la fortaleza de las defensas inmunológicas del cuerpo. Algunas personas sobreviven en aparente buena salud durante varios años a pesar de la propagación del melanoma.
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